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domingo, 11 de diciembre de 2011

historias para la esperanza

Después de perder su casa tras el sismo, buscaron un terreno, y con herramientas y sus propias manos empezaron a construir un nuevo hogar: una estructura de madera con un techo de zinc corrugado.
Tanto Darias como su esposa, sus dos hijos mayores y su bebé de dos meses viven ahora en un área no mayor a una casita de jardín, el espacio justo para una cama doble donde todos duermen juntos.
Darias sabe que la temporada de lluvia se acerca y que su refugio actual puede que no aguante las tormentas que se avecinan. Pero la vida de la familia hoy en día está muy lejos de la situación de hace unos meses.


Entonces su refugio consistía en unas sábanas atadas a un auto accidentado que ofrecía sombra del inclemente calor; el olor de los cuerpos en descomposición sepultados bajo los escombros de los edificios que los rodeaba era siempre evidente.
En las tardes solían acurrucarse alrededor de la fogata donde cocinaban los alimentos que tenían.
Superviviente del terremoto en Haití
La familia Darias forma parte de los 700.000 desplazados por el terremoto en Haití.
Afuera de su nueva casa, en el calor abrasador del atardecer, el hijo mayor de Darias, Kenlee, de seis años, juega con sus hermanos menores y sus vecinos.
"Quién sabe cuánto pasará hasta que puedan regresar al colegio", comenta Darias. "Sin educación, ¿qué clase de futuro tendrá mi hijo?".

1 comentario:

  1. Bonito y triste reportaje...la esperanza,palabra mágica que nos hace seguir respirando.

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